Infraestructura

La construcción de un túnel de casi 3 kilómetros de longitud bajo el Camino de Ronda y la Avenida de América destaca por su complejidad. Este túnel, construido en pleno centro urbano, alberga las estaciones soterradas de Méndez Núñez, Recogidas y Alcázar Genil, y pasa bajo el río Genil.

La solución constructiva que se ha utilizado, mediante muros pantalla, ha permitido mantener la normalidad en superficie, mientras se llevaban a cabo los trabajos de excavación entre pantallas o en el recinto de la estación.

Para el paso bajo el río Genil, se ha ejecutado una estructura también con el sistema de muros pantalla con micropilotes anclados y reforzados por un marco que garantiza la impermeabilidad del túnel, impidiendo filtraciones. En el proceso, se tuvo que demoler el puente antiguo, desviar el cauce, excavar a una profundidad de 3,5 metros y colocar el cajón definitivo antes de volver a la situación inicial.

A lo largo del recorrido del Metropolitano, se han construido algunas estructuras significativas, como los pasos bajo la Autovía A-44 de circunvalación, tanto en Maracena como en Armilla; y el paso bajo las vías del ferrocarril de Granada - Moreda.

Este paso bajo las vías del ferrocarril y el metro se construyó en respuesta a una petición de los vecinos para dar solución a los problemas de accesibilidad y vertebración que padecía la barrada de Cerrillo Maracena.

Se trata de un paso peatonal con una longitud de 36 metros que discurre bajo las vías del tren a una profundidad de 5 metros aproximados. Se ejecutó mediante la técnica de cajones empujados, para mantener la circulación de trenes en todo momento. La seguridad del túnel se garantiza mediante la disposición de sistemas de videovigilancia y control de accesos.

Las obras del Metropolitano de Granada incluyeron la reurbanización de las calles y avenidas afectadas por el trazado, de manera que el propio metro ha contribuido en la transformación urbanística de las ciudades por las que discurre.

Más de 718.984 metros cuadrados de viario reurbanizados de manera integral, es decir, de fachada a fachada, un espacio equivalente a 72 campos de fútbol que se ha transformado para construir una ciudad más habitable.

Las bocas de metro o edículos son un elemento singular y diferencial de los metros de cada ciudad, pues además de albergar los accesos a las estaciones, constituyen un elemento de integración urbana y de identificación del metro subterráneo en el viario público donde se ubica la estación.

Las bocas de metro parten de una premisa básica: el limitado espacio que ofrecen las aceras en Camino de Ronda, lo que ha inducido a definir estos accesos al metro de la forma más reducida, transparente y liviana posible.

La estructura de estos once edículos está formada por dos arcos o «costillas» de acero inoxidable en voladizo que albergan el sistema de apertura y cierre de las estaciones. Esta solución estructural ofrece una mayor transparencia gracias a la presencia de vidrio, mientras que su forma y geometría facilitan la limpieza y su mantenimiento.